
En el año 2002, Bruselas aprobó el objetivo de que los Estados miembros lograran un nivel de interconexión de energía de al menos el 10% de su capacidad de producción instalada en 2020.
Francia y España han estado trabajando desde entonces en diversas opciones para conseguir el objetivo marcado.
Una de ellas ha sido el estudio para posibilitar un cable submarino que cruzaría el golfo de Vizcaia que pudiera permitir una capacidad de intercambio eléctrico de unos 5.000 MW.
Los 370 kilómetros de la interconexión corresponden a 280 del tramo submarino y 90 del tramo terrestre, 10 en España desde la subestación de Gatika (cerca de Bilbao) y 80 en Francia hasta Cubnezais (cerca de Burdeos).
En febrero del 2015 comenzó a funcionar la línea de interconexión eléctrica que une las localidades de Baixás, en Francia, con Santa Llogaia, en Girona, con una capacidad de interconexión de 2.800 MW, que permiten alcanzar el 60% del objetivo marcado por Bruselas.
Con la interconexión submarina prevista se alcanzaría la capacidad de intercambio del 10%, cumpliendo de esta forma con Bruselas. Con ello se mejoraría la gestión de las energías renovables y que España pueda exportar e importar más energía a Europa, lo que debería de repercutir en una rebaja en los precios de la electricidad.
Luz verde para la interconexión entre Francia y España por el golfo de Bizcaia, pero…¿Qué pasa con Cataluña?
La teórica independencia de Cataluña tendría que obligar a la Unión Europea a modificar toda la política energética mediterránea, motivo por el que es muy posible que, los gobiernos de España y Francia respaldados por la UE hayan preferido apoyar la opción de la interconexión por el País Vasco en lugar de aumentar la capacidad a través de Cataluña, o sencillamente, ¡se han olvidado de Cataluña!
El comisario de Energía europeo, ex ministro del Gobierno de Rajoy, Arias Cañete, dado lo delicado de la situación catalana, ha intentado evitar cualquier alusión al proyecto catalán, ya que por la parte de Bruselas se ha querido llevar el proyecto con el máximo sigilo por las incertidumbres del momento.
Aunque el proyecto ha sido considerado por la UE como “de interés común” la península Ibérica (Portugal y España) tiene un cuello de botella por el aislamiento energético con el resto de Europa, y teniendo en cuenta que Francia siempre está cuestionando que a pesar de las ayudas de la propia UE se le asigna una mayor parte de la inversión sin conocer exactamente los beneficios, deberíamos de considerar siempre la posibilidad de ser energéticamente independientes propiciando el uso de las energías renovables con la necesaria reforma legislativa.
Referencia
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